Investigadores de Tucumán
Científicos tucumanos han encontrado en la Antártida materia prima para producir biodiesel de manera mucho más barata que la actual y sin competir con la producción de alimentos. Ellos trabajan en la Planta Piloto de Procesos Industriales Microbiológicos de Tucumán (PROIMI), que depende del Conicet, e integran el Laboratorio de Biotecnología Fúngica. El equipo lo dirige Silvana Viñarta y trabajó con levaduras recolectadas gracias a un convenio del Conicet con el Instituto Antártico Argentino y la Dirección Nacional del Antártico, a cargo de Walter Mac Cormack, que facilitaron la expedición.
Participaron del trabajo la licenciada María Virginia Angelicola y los doctores Pablo Fernández y Lucía Inés Castellanos de Figueroa, del Promi, y el doctor Manuel Aybar, del Instituto Superior de Investigaciones Biológicas (Insibio). También fue parte del equipo Maximiliano Barros, estudiante de la UNT. Los doctores José Rovati e Hipólito Pajot fueron los primeros que recolectaron y procesaron en la Antártida las muestras.
“Las levaduras demostraron ser excelentes candidatas como productoras de materia prima alternativa a los aceites vegetales en la producción de biodiesel, y otras aplicaciones biotecnológicas”, indicó Viñarta a la Agencia CyTA-Leloir.
Concretamente, el equipo analizó siete especies de levaduras recolectadas cerca de la base científica Carlini, una de las 13 del continente blanco, en la isla 25 de Mayo. Las aislaron y observaron que, bajo determinadas condiciones de cultivo (altos niveles de carbono y bajas concentraciones de nitrógeno), tres cepas diferentes tenían alta capacidad para acumular aceites, que pueden convertirse en biodiesel.
Múltiples aplicaciones
“Los valores de acumulación de lípidos (los aceites) obtenidos representaron más del 70% de su peso celular y se encuentran entre los más altos reportados en la bibliografía para levaduras oleaginosas. Y el perfil de ácidos grasos es similar al que tienen los aceites vegetales”, indicó la científica del PROIMI. Los resultados del estudio, publicados en la revista Journal of Basic Microbiology, también muestran que los aceites acumulados por esas levaduras son ricos en ácidos grasos omega 3 y 6, insumos de mucho interés para las industrias farmacéutica y alimentaria.
Las ventajas
Los aceites microbianos prometen superar las limitaciones de los aceites vegetales.
“Por ejemplo, son capaces de acumular lípidos en poco tiempo (de 3 a10 días), crecen en diferentes sustratos de bajo costo, como residuos o subproductos agroindustriales, requieren menor número de operaciones y son fáciles de escalar”, afirmó. Y eso no es todo: estos organismos no requieren tierras fértiles para su cultivo y no compiten con los alimentos.
La investigación ahora está enfocada en optimizar la producción de los aceites y en ir subiendo el volumen de trabajo para que se asemejen a las condiciones de una industria, por un lado, y en la realización de estudios bioquímicos y moleculares para mejorar genéticamente las cepas, indicó Viñarta.
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