Donde todo el mundo veía un callejón inútil y demasiado angosto, Jakub Szczęsny vio la oportunidad para hacer una casa de cuatro pisos. Es evidente que al joven arquitecto polaco no le falta imaginación. El asunto, como siempre, fue encontrar alguien que pusiera el dinero para construir una casa más angosta que una bicisenda. Además de eso Jakub tuvo que lograr que la municipalidad de Varsovia aceptara que lo que quería hacer entre dos medianeras separadas por menos de metro y medio podía llamarse casa.