En un mundo en constante crecimiento económico y demográfico, el cambio climático y el calentamiento global constituyen dos grandes problemas a los que se enfrenta la sociedad actual. ¿Pero cómo surgen estos fenómenos? A día de hoy sabemos que ambos se deben al aumento en las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) derivadas de la actividad humana y que la estrategia más eficaz para limitar sus efectos negativos es la reducción de las mismas.
Además, el cambio climático es un fenómeno global y aunque causado en mayor medida por los países industrializados, sus efectos perjudican a todos y todas. Si el nivel de emisiones de GEI sigue la tendencia actual, es probable que para finales de este siglo el calentamiento supere en 4°C o más los niveles preindustriales. ¿Y qué significa esto en nuestro día a día? Implica que tanto las zonas urbanas como las rurales se enfrentarán a problemas de disponibilidad de agua, inundaciones, temperaturas más extremas y contaminación del aire. Todos esto puede derivar en riesgos para las personas, los recursos, las economías y los ecosistemas.
“El cambio climático es un fenómeno global y aunque causado en mayor medida por los países industrializados, sus efectos perjudican a todos y todas.”
La intensidad de estos impactos depende, en gran medida, del grado de vulnerabilidad de la población y es de esperar que los sectores más desfavorecidos de la sociedad sufran sus consecuencias negativas. Continuamente, esta población vulnerable debe apelar a estrategias de supervivencia que implican la utilización exhaustiva de sus escasos recursos. Por ejemplo, se estima que más del 40% de las viviendas en Argentina se construyen sin asesoría profesional, mediante autoconstrucción o autogestión. Y a medida que nos desplazamos hacia la región norte, donde se encuentra la provincia de Jujuy, los casos de pobreza habitacional son más abundantes.
A esta situación se suma la subida progresiva de los últimos años en el precio de la energía, a causa de la quita de subsidios. Hoy en día el precio del gas es casi tres veces más alto que en 2015, mientras que la electricidad cuesta 6,5 veces más. Lo que contribuye al hecho de que gran parte de la población argentina que en el pasado podía permitirse el uso de la calefacción o el aire acondicionado, ahora debe pensar en alcanzar el confort térmico mediante otras soluciones. Incluso en Jujuy, todavía hay hogares en zonas rurales donde se utiliza la biomasa (leña y carbón vegetal) como combustible para cocinar y calentarse. Con las consecuencias negativas que ello conlleva para el medio ambiente y la salud.
Otra consecuencia indirecta del precio subsidiado de la energía doméstica en Argentina es el déficit en la calidad constructiva de las viviendas. Diseños ajenos al entorno y al clima, falta de aislamiento en muros y techos, incluso ventanas y puertas con elevadas filtraciones de aire contribuyen al disconfort térmico que tantas personas sufren a diario. ¿Quién no quiere sentirse cómodo en su propia casa?
“Gran parte de la población argentina que en el pasado podía permitirse el uso de la calefacción o el aire acondicionado, ahora debe pensar en alcanzar el confort térmico mediante otras soluciones.”
A estas dificultades, ya de por sí significativas, se suma una situación particular: tanto la región NOA (Noroeste Argentino) como en particular la provincia de Jujuy van a presenciar los mayores aumentos de temperatura del país en las próximas décadas, a causa del cambio climático, enfatizando así la elevada amplitud térmica ya existente. Sin embargo, no todo son malas noticias, ya que el clima jujeño y los niveles de radiación solar presentes en la región hacen posible la aplicación de diferentes estrategias de diseño que podrían mejorar notablemente la calidad de vida de su población y contribuir a una reducción en el consumo energético.
Esta idea, que trata de lograr un menor consumo frente a unas prestaciones iguales o superiores, se conoce como eficiencia energética y en el mundo de la arquitectura tiene su mayor aplicación mediante el uso de energías renovables y la aplicación de estrategias bioclimáticas. Acompañadas de mejoras en otros ámbitos, como la iluminación, y una correcta educación en el uso responsable de la energía estaremos reduciendo la factura a la vez que contribuimos a mejorar el planeta en que vivimos.
Las estrategias bioclimáticas nos permiten diseñar edificios teniendo en cuenta las condiciones climáticas y aprovechando los recursos disponibles -sol, vegetación, lluvia, vientos- para así lograr mejoras en la habitabilidad sin aumentar el consumo de energía. Se trata de adaptar cada edificio al lugar donde ha sido o va a ser construido, huyendo de prototipos universales, para vivir en sintonía con la naturaleza y el clima, no en su contra.
El clima en Jujuy es bastante variado entre regiones, ya que se trata de un territorio de transición entre la cordillera de Los Andes y la conocida como selva de montaña o Yungas. Así podemos observar desde el tipo desértico frío hasta el subtropical, aunque la mayoría de la población se concentra en zonas de clima templado y esto facilita notablemente la adaptación al medio. A la hora de poner en práctica medidas de eficiencia energética es necesario tener en cuenta esta variedad, para no terminar perjudicando a los distintos habitantes. Al final, se trata de estar cómodos en casa con el menor esfuerzo posible, tanto en invierno como en verano.
“Las estrategias bioclimáticas nos permiten diseñar edificios teniendo en cuenta las condiciones climáticas y aprovechando los recursos disponibles para así lograr mejoras en la habitabilidad sin aumentar el consumo de energía.”
Por ejemplo, en regiones frías como la Puna será necesario aprovechar al máximo la radiación solar tanto en verano como en invierno. Orientando los huecos al norte y al oeste, utilizando materiales que absorban el calor de día y lo liberen de noche (inercia térmica), como la piedra o el adobe, o disponiendo invernaderos adosados para calentar el aire de forma pasiva. La Quebrada y los Valles presentan unas condiciones climáticas más benignas, por lo tanto las estrategias deben ir encaminadas a aprovechar el sol en invierno y repelerlo en verano, esto último más en los Valles que en la Quebrada. Para ello existen soluciones como el diseño de protecciones solares – aleros, persianas, galerías – en base a la orientación, el aprovechamiento de árboles de hoja caduca o la disposición de un buen material aislante en la cara externa de los muros.
Las Yungas, por otro lado, presentan un clima subtropical y por ello en esta región es muy necesaria la ventilación para reducir los niveles de humedad y con ello mejorar la sensación térmica. La ventilación puede ser cruzada – situando aperturas en dos muros enfrentados -, convectiva – permitiendo que el aire caliente escape por el techo – y selectiva – aprovechando las horas con menos humedad para ventilar -. También se puede recurrir al uso de elementos activos, como los ventiladores, que a través del movimiento del aire contribuyen a su renovación y al descenso de la sensación térmica.
Por último, el aprovechamiento de las energías renovables, y en concreto en Jujuy de la energía solar, es una de las acciones que más contribuye a la reducción de emisiones de GEI. Mediante la tecnología adecuada, la radiación solar puede ser convertida en electricidad o calor. Los paneles fotovoltaicos producen electricidad a partir de la luz que incide sobre ellos y esta se puede utilizar en el momento o ser almacenada en baterías de diferentes tipos. En cambio, si hablamos de colectores solares, estos utilizan la energía recibida del sol para calentar agua o aire. El agua se puede consumir directamente o alimentar sistemas de calefacción agua-aire, como pisos radiantes, radiadores de pared, impulsores de aire, etc. De igual forma, para el caso del aire caliente, este se hace circular por los espacios de un edificio mediante un sistema de conductos que además extraen el aire más frío y lo hacen pasar por los colectores de nuevo.
En conclusión, el nexo existente entre el cambio climático, la energía y la habitabilidad es un campo de investigación y aplicación aún con muchas posibilidades de desarrollo en la Argentina, el NOA y la provincia de Jujuy, en concreto. Entender las relaciones entre las causas del cambio climático – principalmente las emisiones de GEI -, la importancia de la reducción del consumo de energía no renovable para su mitigación y las ventajas en nuestra forma de habitar que esto conlleva es el punto de partida hacia un futuro más sostenible, más económico y con mejor calidad de vida tanto para las generaciones presentes como las que aún están por llegar.
Arq. Teresa Vallejo Gómez de Travecedo
Experta en Cooperación al Desarrollo de Asentamientos Humanos Precarios (UPM)
Máster en Estrategias y Tecnologías para el Desarrollo (UPM)
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