Dentro del sistema de movilidad, los Ejes Peatonales se encuentran ubicados en el damero de la ciudad, generalmente dentro del sector más antiguo. Evidencian la evolución histórica urbana del área. Esta distribución entre los espacios públicos y privados en forma de damero aplicados en América Colonial conforme a las “Leyes de Indias” se identifica con el núcleo primario de la población. Es necesario adoptar las medidas posibles para mantener viva su propia esencia, identidad e idiosincrasia, como:
- Respetar la circulación peatonal
- Revalorizar su arquitectura
- Priorizar al peatón
- Dotar de mobiliario urbano
- Buena iluminación
En su libro “La Ciudad Paseable”, el experto Julio Pozueta considera que entre los elementos que componen la red peatonal urbana, cabe distinguir entre las vías o calles peatonales concebidas como el principal elemento de tránsito peatonal; las plazas peatonales, concebidas como espacios de confluencia y estancia en los que forma, proporciones y envolvente edificatoria jugarían un papel fundamental; parques y áreas verdes que también pueden formar parte de la red peatonal cuando se disponen estratégicamente y cumplen una función de canalización y acceso peatonal; aceras y bulevares de más de 6 u 8 metros de ancho; los elementos que ofrecen al peatón una protección frente al tráfico y las inclemencias del tiempo; finalmente calles de coexistencia donde peatones y vehículos cohabitan el mismo espacio vial (Pozueta et al. – 2009).
Cuando se proyecta un espacio público conviene tener presente, como prioridad, que el espacio va a ser habilitado por el hombre. También debe favorecer al desarrollo de las actividades peatonales y fomentar su duración, para que el espacio no se convierta en una zona residual entre edificios. El borde público-privado puede influir en el comportamiento del peatón en los espacios público urbanos (Gil, 2004).
Tomando estos criterios se viene tejiendo una concepción propia acerca de los elementos peatonales que forman parte de la ciudad por su presencia y características, detectándose la persistencia de elementos peatonales como espacios públicos libres de edificación que, por sus características y diseño, garantizan un confortable uso estancial, de tránsito peatonal y están expresamente reservados para ello.
La necesidad del conocimiento en materia de entornos peatonales nace del imperativo de proveer una mejor peatonalidad, contribuyendo así a reducir los grandes problemas de contaminación que existen en las ciudades hoy en día, que en mucho se relacionan con el desmedido uso del automóvil y que, a su vez, provocan innumerables problemas de salud en la población. No debe olvidarse que existe otro reto: la cada vez más creciente tasa de envejecimiento; 17% para 2030 (Consejo Nacional de Población, 2006), que indica que en poco tiempo se requerirá una gran cantidad de espacios urbanos accesibles para la población de la tercera edad, el tema se torna relevante, por lo que requiere de una amplia reflexión.
Por eso se han considerado los siguientes elementos peatonales en algunas ciudades analizadas:
Las calles peatonales, elementos reservados de forma permanente y en toda su sección al tránsito o la estancia peatonal, por lo que no están adosadas de forma directa con la calzada, sin perjuicio de que en ellos se autorice el paso de los vehículos de emergencia como pueden ser bomberos, ambulancias o policía; en horarios preestablecidos, también podrían ser utilizados por vehículos de servicios complementarios como los de reparto de mercancías, taxis, basuras, mudanzas, servicios técnicos o de residentes especiales como minusválidos. La forma de realizar estos controles de acceso es variada, como son las propias señales de tráfico que prohíben el acceso, bolardos móviles, cámaras de control de matrículas, postes de identificación, etc. La envolvente de las calles está formada por edificaciones, generalmente de uso residencial. Según su origen, pueden distinguirse dos tipos básicos: las que en el pasado fueron de uso compartido rodado y peatonal, pero que posteriormente fueron peatonalizadas y las que, desde su origen, fueron concebidas, diseñadas y construidas para uso exclusivamente peatonal, normalmente ejecutadas en los ensanches de ciudad.
Las plazas peatonales. Se consideran los lugares de carácter colectivo y público, que por su forma, diseño y envolvente edificatoria facilita el acceso y es elegido para la concentración de personas al ser un espacio de permanencia y estancia.
Las aceras y bulevares de anchura superior a 8 metros, acondicionadas para el tránsito o la estancia peatonal. Aunque con anchos inferiores estas plataformas pueden ser utilizadas por los peatones, se estima que únicamente a partir de un cierto umbral pueden considerarse como elementos específicamente diseñados para el uso peatonal evitando el riesgo de fricción con la calzada, mediante una banda de protección al peatón.
Los paseos peatonales, en general destinados al ocio y el recreo de los ciudadanos, que no se ubican sobre elementos viarios y que, normalmente discurren paralelos a elementos naturales como los ejes marítimo-terrestres y fluviales, los que han ocupado el lugar dejado por infraestructuras contemporáneamente inexistentes o inhabilitadas para tal uso como el caso de las vías de ferrocarriles.
Dentro de esta trama urbana, que considera los Ejes Peatonales, considerar la revalorización del sector y la necesidad de reorientar futuras intervenciones, se deben equilibrar, preservar y desarrollar repensando en el proceso de construcción de la ciudad a fin de:
- Propiciar la dinamización de los Ejes Peatonales y su atractivo desde lo turístico-cultural.
- Proponer y ejecutar actuaciones a corto y mediano plazo que posibiliten la revitalización cultural de este espacio.
- Puesta en valor de manera que se preserve como sitio de convivencia social y se potencialice su atractivo turístico.
- Impulsar la rehabilitación urbana del Centro Histórico de la Ciudad a través del tratamiento integral de los Ejes Peatonales teniendo en cuenta la proximidad de los mismos a la plaza principal de la ciudad y la relación existente entre ambos sectores.
De acuerdo a estos lineamientos los ejes peatonales necesariamente deben ser reinterpretados, enriquecidos y renovados en beneficio de su población, conservando su memoria histórica y valor patrimonial.
Si hablamos de un espacio social, los ejes peatonales se presentan indiscutiblemente como sitios de convergencia social, pero por otro lado se reconocen situaciones que han debilitado la pertenencia comunitaria convirtiendo el sitio en netas vías de circulación peatonal vacías de sentido. Por eso resulta fundamental la reconfiguración del espacio público y el desarrollo de la vida colectiva estimulando esto último a través de la organización intencionada de los ámbitos urbanos. La sociabilidad se da en el espacio, y depende de él. Esto se basa en el privilegiar el uso peatonal teniendo en cuenta la ACCESIBILIDAD UNIVERSAL, lo cual contribuye a mejorar las condiciones y calidad del centro histórico.
Si analizamos el aspecto económico, el uso del espacio público que hoy proponen los ejes peatonales colabora en optimizar el desarrollo de la actividad comercial, propiciando circulaciones y accesos a locales comerciales.
En los ejes peatonales, los ciudadanos se apropian del espacio de “la calle” para desarrollar actividades colectivas relacionadas con la vida cotidiana de una ciudad. Esta característica altamente positiva se ve menoscabada por la falta de “conciencia ambiental” que presentan muchas de las intervenciones urbanas que se plantean. La ausencia de criterios de sustentabilidad se refleja cantidad de veces en intervenciones que no consideran los aspectos cruciales coherentes con el entorno, tales como un paisaje adecuado para el clima existente y un espacio público-social entendido como parte de un sistema ambiental y urbano mayor. Se debe tomar conciencia del enorme valor que representa la integración físico-social de un sitio para la calidad de vida de la población, por eso se debe:
- Garantizar la sostenibilidad del sistema de vida urbano recuperando la relación armoniosa entre individuo, sociedad y naturaleza, teniendo en cuenta las demandas y desafíos de las ciudades de hoy.
- Jerarquizar el territorio planteando corredores y nodos urbanos que actúen como hitos atractores de funciones superpuestas tales como la circulación, la recreación, el comercio, la residencia, el esparcimiento, actividades todas que se localizan en estos entornos de sociabilidad.
La mezcla de estos conceptos, contribuyen a la sustentabilidad a fin de intentar garantizar que la forma de vida urbana sea sostenible en el sitio, incentivando procesos de involucramiento comunitario en los espacios públicos.
No olvidar que al valorizar la memoria de la ciudad transformándola en parte del escenario de la cotidianidad, favorece la integración y la recuperación social del espacio público con la revalorización del patrimonio de nuestro centro histórico.
“Conseguir ciudades más sostenibles es conseguir ciudades caminables, con un urbanismo más centrado en el peatón y en la recuperación del espacio público, orientado en las últimas décadas al vehículo privado y a una única de sus múltiples funciones: la circulación”, explica Mateus Porto, profesor de urbanismo de la Universidad Europea y coordinador del grupo de trabajo de ‘Planes de Movilidad Urbana Sostenible y ordenanzas municipales’ de Conama.
Mg Arq. Josefina Ocampo
(Magister en accesibilidad)
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