En el imaginario colectivo hay algunos tipos de edificios que nos parecen especiales. No tanto por lo que hay en su interior, que también, sino por las historias que, imaginamos, allí ocurren. Esto pasa, por ejemplo, con los parques de bomberos, que forman parte de ese tipo de lugares en los que a todos nos habría gustado estar alguna vez. Tirarse por la típica barra o subirse en el camión rojo que les distingue, es algo que todos de niños, o no tan niños, nos habría gustado hacer.
Hoy es posible vivir en una auténtica estación de bomberos, aunque, eso sí, adaptada a un formato residencial, con todas las comodidades del mundo moderno, pero sin perder su esencia. Estamos hablando de un proyecto llevado a cabo por la oficina de arquitectura Tate Harmer, que ha convertido un parque de bomberos con más de un siglo de antigüedad en un conjunto de apartamentos de alta gama.
Este edificio que albergaba la estación de bomberos de Belsize Park, y que se ha sometido a la actuación de renovación, se inauguró en 1915. Diseñada por Charles Canning Windmill, se convirtió en un elemento icónico de este barrio de Londres. Tanto es así que hace más de 40 años recibió la clasificación de de Grado II por English Heritage, siendo descrita como “una de las más distintivas y original de una notable serie de estaciones de bomberos construidas”.
Considerada como una inteligente interpretación de una casa de estilo Arts and Craft, la estación de bomberos de Belsize Park está ubicada en una parcela de gran extensión y fue diseñada con sensibilidad para integrarse en su ubicación residencial, conocida por sus numerosas y espaciosas casas victorianas y eduardianas que bordean las frondosas avenidas circundantes.
Este bonito edificio cumplió tan destacado papel durante 99 años, hasta que en 2014 la estación fue desmantelada. Hoy, algunos años después, se ha convertido, gracias a la cuidadosa actuación del estudio Tate Harmer, en un fantástico edificio residencial, en el que se han conservado e incorporado a las viviendas elementos originales como los postes de bombero y las bahías de doble altura donde se guardaban las máquinas. Debajo del nivel de la calle, el antiguo alojamiento de los bomberos se ha convertido cuidadosamente en apartamentos de un dormitorio.
Se han excavado apartamentos de planta abierta con jardines individuales en la planta baja y en el primer piso. Los apartamentos del segundo piso con techos de doble altura se han construido en el techo abovedado.
Tate Harmer aisló el techo, el sótano y las paredes exteriores y mejoró la estanqueidad de las ventanas. Cada apartamento tiene un aspecto dual para la ventilación cruzada, con áreas de estar de planta abierta orientadas al sur para aprovechar al máximo la luz del sol durante el día.
Los ladrillos vidriados blancos existentes ayudan al edificio a absorber y retener el calor para minimizar las fluctuaciones de temperatura. Un sistema de calefacción común para los apartamentos, al que se accede mediante botones en cada apartamento, reduce las emisiones de carbono y ayuda a mantener bajas las facturas de combustible.
Los interiores cuentan con chimeneas de ladrillos a la vista y vigas de madera, con escaleras de caracol de metal para los dúplex. Las puertas de entrada están, como corresponde, pintadas de rojo bombero.
Vicent Selva (colaborador de idealista news)
Deja una respuesta