“He hecho mucho más de lo que soñaba y no me queda nada pendiente, excepto diseñar el próximo proyecto”. César Pelli es un pragmático a ultranza y un habitante del mundo; su nacionalidad no tiene fronteras. Ha logrado trascender construyendo sus ideas en sitios tan diversos, con un estilo que es la calidad constructiva, el detalle tecnológico, el funcionamiento perfecto. Hace años pertenece al séquito de los excepcionales. Sus hijos arquitectónicos están en New York, Kuala Lumpur, California, Hong Kong, Miami, Milán, Tokio, Hawaii, Bilbao, Osaka, New Haven, Buenos Aires, Londres, Tokio… Una carrera prolífica que no está exenta de polémica. Ejecutó más de 500 proyectos, unos 300 en su país de adopción.
Fotos cortesía de La Gaceta
Egresado en 1949 de la Escuela de Arquitectura de la Universidad nacional de Tucumán, siempre reconoció el privilegio de haber recibido las enseñanzas de Calcaprina, Caminos, Cavagna, Sacriste, Tedeschi, Vivanco. Su visión pregona el concepto “Arquitectura es 90 % transpiración, 10% inspiración”. César Pelli hizo una vocación del trabajo, el esfuerzo y la constancia. A la par de la profesión, siempre ejerció la docencia académica. La constante mención y reconocimiento de aquel importante momento, también contribuye a sumar al orgullo de los argentinos y tucumanos en particular.
Haberlo recibido en Tucumán ha sido una situación estupenda, que permitió el diario La Gaceta, con motivo de los festejos de los 100 años de su fundación. “Tato”, en el entorno familiar, brinda sensaciones de profundo orgullo. Es un misterio que reside en su persona por su origen, su obra, y trayectoria. Su nombre está consagrado en el tiempo. Las personas, las culturas, necesitan participar del éxito del que alguna vez se fue y que el mundo diverso reconoció. Tucumán no está exento. Esto sucedió por los importantes edificios en lugares distinguidos, cuyas imágenes, luego, se hicieron parte del cine, la TV, la literatura, las culturas. César Pelli posee la existencia indudable de un artista contemporáneo. Su presencia es universal. Un artista que dedica su obra a los demás en un acto de generosidad elocuente.
Sencillo, amable y modesto. La simpatía y su particular sonrisa, son una combinación que perdura reiteradamente. Firmó libros, permitió tomarse fotografías con cuanto transeúnte lo reconocía, atendió con alegría a todo aquel que le manifestaba su orgullo. Sin desconocer la situación del continente, expresó que el problema y la solución de la vivienda social en Latinoamérica son políticos. “Luego los arquitectos podemos contribuir”. La manera de abordar sintéticamente la problemática es parte de una visión objetiva y concreta de su experiencia.
Un “romántico de la tecnología”, definía Fumihiko Maki, distinguido arquitecto japonés en 1971. Hoy 41 años después, afirmo la vigencia de la definición. Cada nuevo proyecto contiene exquisitos detalles tecnológicos. Su arquitectura de sentido común es exaltada por encima de lo prosaico, y se convierte en un medio que vivifica la ciudad.
Salimos a recorrer la ciudad, el mismo día de su arribo. Empezó observando Plaza Independencia, sus edificios, la gente y sus conductas. En rueda de prensa comentó que le gustaría hacer un edificio en aquel entorno. Como nunca, ha sentido el deseo de proponer algo. Se enojó al ver como entidades privadas han cercenado grandes superficies en el Parque 9 de julio. “Es una barbaridad increíble” lanzó en varias oportunidades. Al visitar el Hospital de Niños se sorprendió de la transformación de aquella importante galería que el edificio original tenía sobre Plaza Lamadrid. Cuando le comenté que la formidable nueva escuela construida sobre Avda. J.D. Perón, en Yerba Buena, fue construida sobre la “plaza del barrio Las Marías ”, miró el entorno y exclamó, “pero si hay espacio y terrenos por todas partes, ¿por qué en el verde?”. Manifestó su preocupación por la falta de espacios verdes en las ciudades argentinas, no siendo Tucumán la excepción. “La calidad del edificio es secundaria a la calidad del total en una ciudad.”
En todo momento su cámara digital registraba sensaciones, asombros y detalles que le llamaron la atención. Elogió el edificio del Colegio de Abogados en calle Congreso de Tucumán al 400. No salió del asombro al ver la dinámica comercial y el gentío en el microcentro, las peatonales y lo vivencial de nuestros bares y restaurantes. Los dos días compartidos con estudiantes y profesores en la Facultad de Arquitectura, fueron increíblemente movilizadores y cálidos, tanto para su persona como para los alegres estudiantes. El encuentro central en el Teatro San Martín fue a sala llena, quedando afuera un número importante de asistentes, que finalmente pudieron verlo por televisión en directo. Los asistentes disfrutaron de una velada inolvidable.
Los desayunos fueron compartidos con amigos y jóvenes arquitectos. Una hora muy especial. Un colega y amigo le preguntó como construiría en Yerba Buena: “Me parece que debiera ser una arquitectura del lugar, con ladrillos…”. En una visita a las Residencias de la UNT, en Horco Molle, le llamó la atención el bajo mantenimiento de las viviendas para profesores y la mala resolución al haber techado con chapas de zinc las cubiertas jardín de las casas. “¿Por qué?” me dijo sorprendido. “Una solución equivocada a un magnífico proyecto”. Entre los años 1961 y 1962 vivió allí junto a su familia. Viendo carros tirados por caballos, en medio de calles y avenidas, susurró, “la situación económica, no está muy bien…. parece.”
Todo fue importante en sus comentarios. Aquello de “un edificio horrible” cuando vio la construcción del nuevo edificio para la Legislatura de Tucumán, dicho por César Pelli, tiene una importancia que posiblemente algunos ciudadanos comparten; y otros, políticos, muy poco. Quedó sonando el manifiesto. En esa dirección, repite hasta el cansancio que “En arquitectura uno tiene que tener algo que decir; pero, además, hay que resolver un problema.”
Mas allá de la emoción producida por la visita del arquitecto César Pelli, esta debe permitir analizar aspectos locales: cómo construimos nuestra ciudad, sus edificios, los espacios verdes, la resolución de problemas con el transito vehicular, la confusión de cumplir con el Plan Estratégico Urbano Territorial y la obra pública, las infraestructuras que se van atrasando. César Pelli me permite repetir una vez más: una ciudad se sufre o se disfruta. Cada uno debemos pensar cómo vivimos la ciudad.
Mencionada la reflexión local, me pareció importante compartir lo argumentado por César Pelli en una entrevista publicada en la revista Nueva, del 26 de junio de 2011, donde Guadalupe Treibel le preguntó: ¿Cómo imagina el futuro de las ciudades?, a lo que él respondió: “Del futuro sólo sé una cosa: que nunca va ha ser como lo imaginamos hoy. Siempre nos sorprende y eso es una maravilla. Hace mucho que dejé de pensar cómo va a ser; más bien, estoy encantado de ver lo que me brinda.”
Arq. Julio Middagh
Julio Jose Middagh Jr. says
Muchas gracias por honrar la memoria de papá.
Camilo Ramos Gatti says
Julio… un amigo para siempre. Abrazo grande a toda la familia Jr,