Este 9 de Julio, en el marco de los actos oficiales para conmemorar el Día de la Independencia, y tras muchos meses de trabajo (desde fines de 2019) la Municipalidad de San Miguel de Tucumán habilitó nuevamente nuestro emblemático paseo público con algunas novedades. La renovación incluye desde un sistema “inteligente” de iluminación hasta la restauración de obras escultóricas, como la estatua centenaria que realizara Lola Mora.
Otras renovaciones se hicieron en las dos salas subterráneas de control. Desde allí se opera el sistema de luces inteligentes, el riego por aspersión y la provisión de agua para la Fuente de los Leones. Además hay nuevas veredas y bancos.
El rediseño del principal paseo público de la provincia ya es motivo de conversación y de diferentes opiniones por parte de los usuarios; nuestros vecinos de la capital provincial y numerosos visitantes.
Pero, como ya se dijo, no toda la obra está a la vista de los peatones, ya que buena parte de los trabajos se hicieron en el subsuelo, según explicó el secretario de Obras Públicas del municipio capitalino, Alfredo Toscano.
El lunes 12, por la noche, durante el acto de inauguración oficial, pudo apreciarse el impacto de los nuevos sistemas de iluminación.
Si bien todavía quedan algunos retoques por hacer, la plaza luce notablemente remozada al cumplirse 205 años de la Declaración de la Independencia, frente a su entorno de la Casa de Gobierno y la Catedral.
Entre las obras se cuentan la instalación de 315 artefactos LED, 239 columnas metálicas, 450 toneladas de mosaico de granito y mil toneladas de pórfido, 184 bancos de madera y se construyeron 631 metros de asientos lineales. En la manzana se dispusieron 91 cestos para basura. Bajo el suelo se extienden 12.600 metros de conductores subterráneos y 20 kilómetros de cable.
Además, se colocaron 1.586 metros cuadrados de sendas podotáctiles, para no videntes. Los pisos podotáctiles son una señalización que se siente al caminar sobre ella. Sirven para advertir de un posible peligro y para guiar por el camino correcto a personas con discapacidad visual.
INTENDENTE:
D. Germán Alfaro
SECRETARIO DE OBRAS PÚBLICAS:
Ing. Herminio Gabriel Veglia
SUBSECRETARIO DE PLANIFICACIÓN URBANA:
Arq. Luis Lobo Chaklián
SUBDIRECTORA DPUA:
Arq. Monica Ailán
JEFE DE PROYECTO:
Arq. Marcelo Beccari
EQUIPO DE DISEÑO:
Arq. Federico Garmendia
Arq. María Emilia Gaspar
Arq. Ana Medina Zenoff
Arq. Ángeles León
Arq. María Emilia Acardi
Arq. René Pariguana
Nicolás Páez
Rodrigo Esteban Molina
Renzo Vitaliti
Algo de historia
Cuando en 1685 la ciudad fue trasladada a su actual emplazamiento, desde su antiguo sitio de Ibatín, el nuevo trazado urbano respetó su primera disposición: la Plaza Mayor en el centro y a su alrededor los edificios más significativos, como el Cabildo y los conventos con sus iglesias. Antiguamente, era una típica Plaza de Armas del período colonial, que abarcaba una manzana cuadrada, de acuerdo al trazado de los asentamientos hispanoamericanos. Hasta mediados del siglo XIX, fue plaza seca, por lo que era utilizada para actividades militares, religiosas y comerciales. En 1857, cuando aún llevaba el nombre de “Plaza Libertad”, se iniciaron los cambios que la transformarían en la actual plaza-jardín, en la cual puede apreciarse la prodigiosa vegetación tucumana: lapachos, tarcos, laureles, algunas palmeras exóticas y en su perímetro la doble fila de naranjos que datan de 1870. Su centro estuvo ocupado por sucesivos monumentos, hasta que en 1904 se colocó sobre un alto basamento la “Estatua de la Libertad”, obra realizada en mármol de Carrara por la escultora tucumana Lola Mora. El equipamiento de la plaza, se completa con una fuente de bronce y un recuerdo trágico de las guerras civiles: el monolito que indica que allí, en 1841, “clavada en una pica estuvo la cabeza del presidente Marco M. Avellaneda, animador del pronunciamiento tucumano de la Liga del Norte contra Rosas.”
La mayoría de los edificios que conforman el entorno de la plaza se resolvieron con una calidad excepcional. La diversidad es la principal característica de la situación actual ya que los edificios responden a períodos y estilos diferentes; cada uno conserva sus valores intrínsecos y, no obstante ello, todos se adecuan al contexto general. La calle San Martín especialmente muestra el natural proceso de evolución y cambio urbano que ha ido adicionando una arquitectura que sumó a lo heredado nuevos valores generando un conjunto armónico y diverso.
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