La arquitectura es el juego sabio de los volúmenes bajo la luz, es arte en su sentido más elevado.”
Le Corbusier. 1923
La arquitectura debería contribuir al progreso de nuestra sociedad.”
Zaha Hadid, recientemente desaparecida
Es el arte de construir…en dos partes, en teoría y en la práctica.”
Eugène Viollet-le-Duc
De los arquitectos…
…son seres mágicos, invisibles capaces de transformar en una noche un papel, y convertirlo en concreto vidrio y metal.”
Al decir del colombiano Efrain Cordero, contemporáneo
Cuando es bien entendida, es dable referenciar y aplicar la infinidad de conceptos y definiciones de nuestra actividad, a través del tiempo y en todas las épocas, vertidas por los prestigiosos y reconocidos hacedores de nuestra actividad preferida: la arquitectura, la que pretendemos ejercer, concretar, y por qué no, destacarse con el hecho terminado.
Es actividad milenaria, cambiante, evolutiva, diferente en cada sitio del mundo, e intrínsecamente ligada al medio socio económico, lo mismo que su autor. Sin embargo pretendemos que nuestro resultado sea único, diferente y descollante. Esto responde al espíritu creador nato del Arquitecto, imbuido naturalmente y refrendado por la instrucción recibida. En tal sentido el espíritu competitivo del hombre nos ha llevado por el camino siempre insatisfecho de dar lo mejor con un resultado que sobresalga… pero que sirva.
¿Y qué del destinatario o usuario del hecho terminado; comprendió su resultado? ¿Era lo que quería? ¿Entendió y aceptó sus reales necesidades? ¿Y qué de sus disponibilidades, en cuanto a espacio tiempo y capacidad… de ejecución y entendimiento?
El comitente es privado o público, las disponibilidades son diferentes, los espacios son diferentes, y por ende las necesidades son diferentes y el resultado será evaluado por grupos diferentes, pero en definitiva “el hombre” público y privado evaluará, opinará, y aceptará o rechazará el resultado.
A diferencia de otras actividades profesionales, el quehacer arquitectónico queda in aeternum plasmado en un espacio físico real, a vista del “mundo”, tanto el éxito como el desencanto. Pero si el resultado es aceptado, previa “adaptación social”, tamaño, forma, color, integración al entorno, útil al usuario y, por gracias celestiales, dotada de belleza integral, el resultado será congratulado y aplaudido, y al decir del “pueblo” es nuestra.
Le tur Eiffel, de París, fue políticamente y socialmente atacada y defenestrada por el medio y especialistas del tema, fuera de contexto, falta de integración con la ciudad, muy alta etc. costó tiempo aceptarla… Hoy sin embargo es un icono mundial.
No así, el “ojo curitibano” de Niemeyer, mega salón de arte sobreelevado de la ciudad, obra y diseño increíble del gran arquitecto, cuyo encargo público le dio las gracias por su labor otorgándole un importante espacio dentro de la ciudad, y las libertades necesarias para que explaye su inagotable creatividad. Priman la forma, las dimensiones, el color, y se desprende del entorno otorgando al barrio un descollante resultado. Las curiosidades que despierta obligan a recorrerlo…
Ejemplos infinitos, resultados infinitos. Hoy el turismo mundial se nutre y goza de la arquitectura histórica y centenaria que adornan los países europeos.
Todo pergeñado en la mente de un hombre que nos empecinamos en llamar arquitecto.
Pero quien lleva a cabo estos infinitos preceptos, es el denominado “arquitecto”, intérprete de sueños, la mayoría irrealizables según donde se desarrolle.
¿Para quién es todo esto? Esta filosofía inconclusa o interminable en aconsejamientos, que están registrados con derecho de autor, luego deberá materializarse en grandes realizaciones que necesitarán tener un fin y una misión: servir, ser utilitaria, funcional, protectora, amable; o simplemente será una obra de arte gigante, majestuosa, concebida para disfrutar su belleza si la tuviera, eternamente para el disfrute visual.
Si el hombre logró concebir una idea o un sueño, con un destino determinado y luego trasladarla a la realidad materializándola, incorporándola al espacio urbano vivible, transformándola en “concreto acero y vidrio”, es factible que algún ser humano la use y disfrute… y se transforme en una obra de arquitectura.
Será exitosa en la medida que sirva a sus fines preconcebidos y contribuirá al desarrollo eficiente del medio donde se ejecute. Debería mejorar el hábitat y adoctrinar al medio para que éste aprenda a disfrutar de lo que intuye aunque no lo sepa. Forma, luz, color, confort y clima, generando bienestar y desarrollo.
Arq. Rolando Saksonoff
Isabel dice
excente nota!!
Luis Evaristo Saez dice
Buenisimo Rolin, no esperaba menos de Vos, un genio creativo con quien tuve el gusto de compartir momentos inolvidables de mi vida. Amistad, compañerismo, tareas.
Te felicito y envio un fuerte abrazo,, extensivo a toda tu hermosa familia
Rolando Saksonoff dice
Me asombran tus palabras Luchenti, me sonrojan y de paso me confirman la inmensidad de tu ser, gracias!!!!0